lunes, 15 de junio de 2015

Neymar estuvo aquí



Por Patricio Jara Tomckowiack
Arquietcto

Desde la esquina donde se pone el carrito de los choripanes y completos a luca, observo el Germán Becker como lo hizo Neymar y compañía por un segundo ayer, y como lo hemos hecho mi abuelo, mi padre y mi primo desde que este lugar abrió sus puertas acompañando al histórico Deportes Temuco.
Hoy, ya de vuelta todos a la rutina, el estadio luce incompleto como un hospital sin enfermos o un terminal sin pasajeros. Más aun en el ambiente se siente la resaca de una buena fiesta, y yo confirmo mi sospecha de que la arquitectura se completa cuando se vive, se goza y se sufre en ella. La foto de una fachada deshabitada no dice nada.
Hace unas horas aquí se vivió una histórica fiesta para nosotros los temucanos, habitantes de los últimos párrafos del mundo, que más allá de un gran partido de fútbol nos deja como regalo una referencia alegre en la memoria de la ciudad; y es que, nada más ni nada menos, hemos compartido lugar, paisaje y objetivo con los ídolos del fútbol que hace una semana jugaban en Berlín la final de la UEFA Champions League.
Quizá nunca estemos en Brasil situados en el lugar exacto desde donde Neymar observa la playa de Copacabana, el Cristo o el Macaraná, pero si tenemos la certeza, pese a los desfases del contexto, que el galáctico brasileño estuvo en nuestra casa, pasó por la esquina donde comemos choripán y permanecerá en nuestra sobremesa dominguera después de una buena plateada al palo. Y cuando volvamos al Becker a ver al histórico, en alguno de esos noventa minutos, más de alguno recorrerá de reojo las tribunas a ver quién puede aparecer por ahí….
Nunca la selección brasileña había venido tan al sur de Chile y, como la buena arquitectura, ayer nuestra ciudad fue la referencia del planeta fútbol por unas horas. Y quizá no tengamos los espacios públicos que merecemos, y quizá Temuco es penca y chico y aquí y allá, pero esta ciudad no necesita un cielo azul para ser bella, porque aunque pasen los años y tenga más arrugas la vieja sigue siendo linda cuando se pone contenta y nos da esa miradita tierna.