jueves, 30 de enero de 2014

El fallo de la línea quebrada


Por Patricio Jara Tomckowiack
@PatricioJaraTom

Viendo los memes y comentarios que circulan en internet sobre el litigio marítimo entre Chile y (el) Perú no he podido evitar imaginarme a Peter Tomka, Presidente de La Haya, ensimismado rayando sobre una servilleta de papel en el cafetín de la corte, en plena discusión para llegar a un fallo, diciendo a sus colegas jueces: Dude!... That's a fucking good line! que más o menos traducido a nuestro coa [1] sería: ¡Vieja cacha la media volaita, me tiré la mansa línea!
El modo misterioso con que se ha llegado a este confuso fallo me transporta a nuestro quehacer como arquitectos al enfrentar algunos proyectos. No por nada el urbanista Lúcio Costa diseñó Brasilia en una servilleta o Frank Lloyd Wright hizo lo planos de la Casa de la Cascada en tres horas (varias boletas de sombrero rayadas deben estar dando vueltas por ahí). De igual modo hacen los médicos preparando cirugías en las kitchenettes de los hospitales, los políticos las leyes en el baño del Congreso (según Coco Legrand), etc. Porque cuando la cosa se pone engorrosa no queda otra que irse a un café y echar a volar la imaginación. Porque nada es tan complejo como parece. Y quién esté libre de trazar decisiones importantes en una servilleta que tiré la primera piedra.
El famoso fallo conocido el lunes (27.01.2014) nos entregó muchas cosas importantes, pero más que en lo territorial, económico y soberano, donde la cosa huele a triunfo electoral (nadie entiende porqué los perdieron también ganaron), nos hizo acreedores de notables memes para coleccionar y enviar a nuestros colegas en las oficinas y disponer de un abanico de opiniones sobre un tema de actualidad "ya probado”, útil para romper el hielo en cualquier actividad social.
En la televisión, los periódicos y el internet las opiniones de autoridades y expertos nacionales discrepan; mientras en Arica se veía a pescadores enfrentados y a otros satisfechos, en el otro canal la gente reclamaba por la falta de inversión en la ciudad…. ¡Habrá que leer detenidamente el fallo!- dicen las autoridades. Aunque no sé si este tipo de declaraciones ayuda o empeora la situación, pues el fallo completo debe ser un mamotreto de más de doscientas páginas -y en inglés-, que debe ser leído, comprendido y acatado en un país (Chile) donde la población no lee y el 84% que lo hace no entiende lo que lee y sólo el 2% conoce el idioma "ese" en el que canta Justin Bieber. Por tanto, se ruega contactar con urgencia a alguien de buena presentación, que esté dentro del 16% restante, hablé inglés y tenga mínimo 10 años de experiencia en lectura de fallos similares (experiencia comprobable).
Pese a lo anterior, si se me permite, este fallo salomónico [2] resultó ser un milagro y una verdadera fiesta, pero de la geometría, el sentido de la arquitectura, el consenso y la hermandad latinoamericana. 
Sí, todo gracias a la genialidad de un juez que fue capaz de encoger y estirar, llevar y traer, abrir y cerrar una simple línea sobre una servilleta mientras se cabeceaba entre argumentos todos válidos. Ese 1% de inspiración que le apareció de la nada, como por obra y gracia del espíritu santo de Pitágoras, descendió de los cielos, o del fondo del mar, y usando de medium un lápiz Bic (el mismo del unicornio) se grabó en su servilleta, dejándonos un fallo y el Trending topic de la semana en Twiter: #línea quebrada.  
Los maestros de la arquitectura también han vivido ese tipo de iluminaciones, pero con líneas rectas y curvas. Le ocurrió a Le Corbusier en 1947 cuando escribió su libro “Poema del Angulo recto” y a la colega iraní Zaha Hadid, mientras proyectaba el Heydar Aliyev Cultural Center en Azerbaiyán en 2013, haciéndola merecedora del apodo de la “reina de la curva”. Ambas posturas han dado rumbos a la arquitectura de ayer,hoy y mañana, sin embargo aún muchos esperábamos esta “nueva venida” de la línea quebrada.
Pero ¿qué es una línea quebrada? Es una línea como todas las líneas, la unión de dos puntos, pero que está hecha a mano alzada, con un pulso tembloroso, con reflexión y a conciencia, para delimitar un área que alguien considera justo, porque tiene los argumentos para ello. Por tanto, no es la simple línea recta que cualquiera puede dibujar. 
La línea quebrada procura que no falte ni sobre nada y por eso se compone de tramos que piensan y que buscan ser equitativos con quién está detrás. Una línea quebrada es un traje hecho a la medida, un edificio diseñado por un arquitecto que piensa y actúa como su futuro usuario.  
Esta línea quebrada que ha entrado en nuestro territorio y en nuestras vidas yo la considero un triunfo y quiero que se multiplique: en Avenida Vicuña Mackenna en Santiago donde se separa el verde de la zona oriente con el gris del resto del pueblo; en los campos de La Araucanía entre el mapuche y los huinkas; entre los miserables campamentos y las supercarreteras de pago.
Esta línea quebrada reivindica las cosas justas, que casi siempre son híbridas o intermedias. Porque la vida no es ganar o perder, no es blanca o negra, no es bailar como Antonio Vodanovic o Michael Jackson. Porque el territorio no puede definirse por la paralela chilena ni la diagonal peruana. Porque la vida es imperfecta y nosotros seres duales (amamos y odiamos; queremos ser rigurosos pero casi siempre fallamos).
Quizá por esto a los arquitectos nos gusten tanto los ángulos y sus líneas quebradas. Y los usemos muchas veces sin razón o justificación mayor en nuestras plazas y edificios. Quizá  porque tenemos la esperanza de la calidad de vida puesta en los rincones e intersticios que genera una línea no recta, donde se abre un lugar posible para escaparnos y guarecernos del tumulto cuando nos invade la nostalgia, para amarnos en un parque o simplemente para que la mirada descanse de lo que vemos de lunes a viernes. Es un deber del arquitecto proveer lugares donde sea posible respirar profundo y contemplar la nada, lugares “sin sentido” como los que dejan las líneas quebradas.


PD: Dedicado con cariño a mi maestro, amigo y colega Jorge Cassis Verdejo.  






[1] Jerga del hampa chilena.
[2] Según la biblia Salomón (1011 a.C. – 931 a.C.) fue un rey de Israel de gran sabiduría, entendimiento y dotado de un corazón dócil que le permitía discernir entre lo bueno y lo malo.  

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