Por Muriel Ríos Segura
A toda polola de un “pelotero” le llega la hora de
enfrentarse a lo que nuestro instinto femenino muchas veces rechaza, el ir a
presenciar el talento de nuestro amorcito.
Como siempre mis expectativas son altas y como nunca antes
había ido a ver una pichanga … figuraba yo esperando que pasaran por mí a lo
más estilo Cote López (antes muerta que sencilla) bien arregladita con su buena
manito de gato y lo primero que escucho es … “tan desabrigada?, te dará frío!”
… “ah y no es cerrado?” … “ mmmmm nop, es abierto” … primer FAIL!!! Llegando al
lugar de los hechos aprecio los siguientes acontecimientos… esa jaulita de
hámster felices y sudados tanto dar vuelta en la ruedita efectivamente no está
cubierta del frio de la tarde noche de Temuco en un día de abril y más aún… NO
HAY ASIENTOS!!?!? … y ves a las niñitas, pololitas del equipo que está
finalizando su juego a lo más Maura Rivera paraditas a la intemperie mirando a
sus musculosos y fibrositos pololitos de unos 18 añitos.
Luego ingresa a la cancha el equipo de mi futbolista, de un
rango de 30 – 45 años, ya no tan fibrocitos, habiendo entre la fauna chicos,
altos, flacos, gordos … quienes empiezan a sacarse y cambiarse la ropa sin
sentir el mas mínimo frio, calcetines, poleras, chuteadores … en espera de sus contrincantes
que a todo esto ni siquiera conocen … pasan unos minutos y aun no se completa
el equipo lo que además de un una perdida monetaria (que era lo que pensaba yo
en ese momento) son preciados minutos de juego perdidos para ellos!! …
finalmente comienza la cruzada y con esto las crecientes ganas de todos los
machos de tener y “tocar” de la mejor manera a esa redondita, escurridiza y
coquetona pelota!!! … tu amor, que por lucirse, se tupe un poco tal vez por
quedar en evidencia de aquella complicidad con la susodicha, logra al parecer
relajarse y hace unos lindos goles dedicados a ti, con una sonrisita de
felicidad y plenitud nunca antes por mi vista.
Me llaman la atención otras tantas situaciones como por
ejemplo … el capitán del equipo grita y alienta a cada uno de sus jugadores,
llamándolos por su nombre lo que al parecer surge un efecto positivo y además
aporta y cultiva el don de responder a órdenes de los machos alfas, que felices
siguen sus instrucciones … también renace aquella lesión del jugador del equipo
contrincante justo cuando ya la derrota es irreversible … que fue la mejor
opción quedarme paradita mirando de afuera y no en aquella esquina donde me
aseguraron no llegaría la pelota (llegó 3 veces, las conté) eso se logra con la
experiencia de que la mala suerte si existe!! … Verte enfrentada a la situación
de que la tan añorada pelotita se arranca de la cancha y pasa tan altiva y
creída por mi lado y pensar, qué hago? Tomarla y arrojarla con la mano con la
gracia femenina y que llegue apenas un metro delante de ti?! Ni pensar en un
punta pie que seguro si logro achuntarle se va pa’l lado que no es, por todo
esto mejor no hacerse la amable y ni tocar tan inmaculado objeto, dejando que
uno de los nobles caballeros la rescate.
Ya pasada según yo la hora, me pregunto y esto cuándo para?!
Alguno estará acaso pendiente de qué hora es?! Y justo cuando la hipotermia se
estaba apoderando de mi pobre body y el auto de mi amor era la opción más
tentadora (quedando como poco aperrá), baja del cielo un señor con un silbato y
san se acabó!! El equipo de mi macho que por supuesto fue el ganador (gracias a
Dios o quedaba una como Yeta), sale feliz y triunfador, despidiéndose amablemente
del equipo rival, retirándose a sus hogares, o bien los más loquillos, al tan
famoso 3er tiempo, donde consumen todas las calorías recién quemadas, comentan
sus jugadas y entre otras cosas conversan sin tener nada que envidiar a Carrie
Bradshaw y sus amigas en un bar de NY!!!
Muriel
ResponderEliminarSuper buena columna, vamos a considerar esta sección de columnistas invitados.
Es tan fresca la visión que aportas que me reafirmas el sentido de este blog: incomodar a la monotonía de lo cotidiano con observaciones sencillas, sabrosas e invisibles, que saquen una sonrisa y dejen entre los labios o en la mirada el sabor y aroma de lo bello que es vivir.
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ResponderEliminarWena flaka....eso nunca lo podria haber percibido...solo hay que ser mujer para vivirlo y una gran narradora para escribirlo
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