Por Patricio Jara Tomckowiack
Arquitecto
Propongo de hoy –advertido cierto vacío
normativo en la materia- a la belleza como una forma de mirar la ciudad, su
gente, el acontecer propio y el ajeno.
Mismas personas, atardeceres, soles, árboles, cables, veredas,
ciudades, plazas, casas y lugares están siempre allí para ser vistos. Y si se
es más atrevido también para ser usados, observados y disfrutados. No se necesita tanto para ello, solo una
gotitas invisibles de belleza en los ojos (una por cada uno basta)
y el resto viene por añadidura.
Claro que quisiéramos más parques y más plazas, pero si
juntamos todos los árboles de los antejardines de las casas no todo está
perdido.
Claro que quisiéramos más paisajes y menos fachadas, pero
desde algunos balcones se ve la punta de los volcanes Llaima y Villarrica. Y si
ahora el problema es que se vive en
casa de un piso, no falta un conocido con balcón al oriente para pedírselo unos quince
minutos día por medio.
También es claro que quisiéramos un mejor clima para vivir
el espacio público y todo eso, pero este domingo de noviembre está soleado y si
se le mira con belleza puede ser todo un año y quién sabe hasta toda una vida.
En promedio, la ciudad está perfecta y que ganas de ofrecer disculpas por todo lo que se ha mirado con otros ojos.
Pato que linda columna. Es así como aveces se leen cosas que te alegran el corazón, un poquito más. Que razón tienes!!! Con eso de las gotitas de belleza en los ojos =), bien buena metáfora!
ResponderEliminarY si todos ofrecieranos disculpas por tantas veces de ni siquiera abrir los ojos, sólo dejar pasar uffff que livianos nos sentiríamos. =)
Claudia. (No caché como publicar de otra forma jeje)